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Carta a mi amiga Bakartxo


Ayer paseando por la dársena sin saber a donde ir, como casi siempre solo y triste, me adentré por el camino largo, triste, oscuro y enfangado que lleva a tu morada para verte “vieja amiga”.
En la soledad no encontrarás nada mas que lo lleves, es el mensaje que muestras en tu casa, a modo de saludo, a los pocos que nos atrevemos a visitarte.
Me di cuenta que estás cansada, triste Soledad, de que todos te utilicen y lloren en tu cama violándote  con poemas de amores rotos y promesas incumplidas.
Ayer supe que tu, Soledad, eres la mujer más imposible, la más bella, la más deseada por todos, la que lleva a la tristeza al hombre que te desea.
Eres el bastón de apoyo invisible de los desesperados mártires de la tristeza.
Eres la amada ausente mas preciada.
Ayer escuche tu ausencia, supe  de tu discurrir por los desagües del olvido y  por qué habitas en mi como lo hacen, sin saberlo, las cosas que no existen.
Ayer te sentí como una brisa fría  que arropa una cascada de tristeza, mientras llenas de lágrimas el espejo de mi alma.
Ayer te sentí como una loba solitaria que camina por ese camino disfrazado de destino y al que el viento se obstina en castigar, por que la soledad es tu destino y el destino te condenó a la tristeza desde hace mucho tiempo
A ti, Soledad que susurras a mi oído calma infinita, te pido que calles ese silencio extenuarte y lleno de vacío con el que llenas mi alma, para que pueda olvidar mi vida en esta maldita dársena sin tu compañía.

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