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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Almiradío de Navascués (Y 6) El fuero de 1417 otorgado por Carlos III el Noble

La preponderancia de Navascués sobre el resto de los lugares del almiradío creció con el fuero   concedido a la villa en 1417 por Carlos III el Noble. Reconociendo los servicios prestados por los vecinos y porque “son poblados en frontera et trabajan continuadament en defender los limites et fronteras de nuestro regno”, otorga a todos ellos la calidad de” fijosdalgos” adscribiéndolos al   Fuero General, por el que se regirán en lo sucesivo. En adelante habrá en la villa un solo alcalde perpetuo para hijosdalgos antiguos y nuevos. El privilegio no igualó en calidad nobiliaria a todo el vecindario. Los antiguos hidalgos seguirán manteniendo cierto ascendiente sobre los nuevos. Al hacer la relación de fuegos el año 1428, los comisarios anotaron que los de Navascués “son todos francos et hijos dalgos, antiguos hay ocho”.   Mausoleo de Carlos III el Noble y Leonor de Castilla

Almiradío de Navascués (5) Situación a partir de la guerra civil de 1512

  Aunque Charles de Artieda, señor del palacio de Artieda, gozó de la amistad de la heredera del reino doña Leonor de Foix y a su ruego ésta concedió el privilegio de hidalguía al valle de Salazar el 18 de septiembre de 1469 y la princesa de Viana   confirmó a Martin Ochoa de Esparza como almirante de almiradíos.   A su muerte volvieron a recobrar el cargo y sus beneficios los señores de Artieda que seguirán disfrutando todo el siglo XVI. Para esta fecha ya no se habla de almiradios. La importancia que Navascués ha venido adquiriendo sobre el resto de las poblaciones y el monopolio que de una familia aristocrática del reino que cuenta como titulo honorifico el de almirante de Navascues, ha ido relegando al olvido la primitiva pluralidad.   En 1571 la corte del rey condena a don Juan de Beamont almirante de Navascués y a su teniente a pagar 100 libras   por haberse incautado de cabezas de ganado sin notificarlo al fiscal, prohibiéndole toda intromisión en estos asuntos sin li

Almiradío de Navascues (4) Almiradío de Almiradios.

Entre las Cendeas, valles y municipios en los que estructura Navarra a efectos administrativos, sorprende hallar la nomenclatura de almiradío aplicada a los pueblos de Navascués. La denominación fue cuajando en   distintas   zonas del reino de Navarra. En 1287 existían almirantias en los valles de Salazar y Roncal. En los siglos XIV y XV gran parte de la geografía montañosa estaba estructurada en almiradíos. En la región nororiental   están los de Roncal, Salazar, Lumbier, Arbonies-Iso, Urraul,   Val de Ayechu y Sanguesa. Mas al poniente los de   Aezcoa,   Urroz y Monreal. En la zona del alto Arga los de Eugui,   Larrasoaña   y   Vallaba. En Ulzama   el de   Lanz y en la Barranca el de   Huarte Araquil. En la capital, en el siglo XIV existían las almirantías de   San Cermín y San Nicolás. En los escritos medievales Navascués era conocido como el almiradío de almiradios , siendo esta peculiaridad la causa de que el titulo fuera mantenido al extinguirse el cargo en el siglo

Almiradío de Navascués (3) Baskhunsa. ¿Mito, leyenda o historia?

El cronista musulmán   Arib ben Sad cuenta la destrucción el 21 de Julio del 924,   por parte de las hordas moras, de una aldea de nombre Baskhunsa   de donde era natural el rey de Pamplona. Aunque no existe unanimidad entre los historiadores, algunos identifican esta aldea con Sangüesa, cuna del rey sancho o con la cercana Rocaforte. José María Jimeno Jurio, ubicando el origen de la dinastía navarra de los Jimeno en las montañas de Navascués, identifica este lugar como la mítica Baskhunsa.   El cronista musulmán   narra también la victoria conseguida contra las tropas cristianas, al día siguiente 22 de Julio, en lugares cercanos al rio Esca,   por las tropas musulmanas indicando en su crónica   “que murieron muchos   enemigos y que a Córdoba llevaron numerosas cabezas de cristianos”. La batalla no sería tan triunfal como describe el musulmán, cuando de esta batalla proviene entre otras cosas, la construcción de   la ermita del victoria de Castillonuevo y en   el privileg

Almiradío de Navascués (2) La antesala del valle de Salazar.

Geografía La ruta al almiradío desde Lumbier,   discurre por los cerros del romanzado resguardada   al sur por la sierra de Leire. El rio Salazar   se abre paso por el valle creando foces   como la Arbayún que puede ser admirada desde el balcón cimero al descender el puerto de Isu. Un poco más adelante   el camino pasa por el rio. Rebasado el puente y el cruce de Bigüezal   se alza el pórtico natural   de la foz de Aspurz,   brecha abierta entre   la sierra de Illón, coronada por la ermita   de San Quirico (1.162mts.) y el Ydocorry (1.061 mts.). El general francés Caffarelli, derrotado en este desfiladero en 1812, le llamó la hoz del diablo. Una vez transpuesto el collado entramos en al almiradío de Navascués. Navascués Navascués ( en euskera Nabaskoze d e forma cooficial) es un almiradío y un   municipio de la Comunidad Foral de Navarra, s ituado en la merindad de Sanguesa , en la comarca de Roncal-Salazar y a 62 km. de la capital de la comunidad, Pamplona . Su poblac

Almiradío de Navascués (1) ¿Qué es un Almirante de Almiradío?

El término Almirante se deriva de la palabra árabe “emir” (título que se aplicaba a los califas y después a los jefes militares del mundo musulmán a partir del siglo VIII), pasa al griego bajo la forma de Amiras/amiratoi y en el siglo X se traduce al latín utilizando el término “admiratus”, que es el que finalmente acaba dando lugar a Almirante, término que pasa a designar a comienzos del siglo XIII a los jefes de las fuerzas navales en diversos países europeos (como ocurre en Castilla con Alfonso X el sabio).                 En la documentación navarra medieval aparece, indistintamente, bajo la forma de Almirante o de Amirat/Amirate. En un principio, es un cargo que surge en tiempos de la dinastía de Champaña (Teobaldo I, Teobaldo II y Enrique I) tras la reorganización administrativa llevada a cabo por la nueva dinastía durante la segunda mitad del siglo XIII mediante la instauración de las merindades frente al régimen de tenencias anterior. Aunque el término derive del árabe

Una estrella de mar

  Las hijas de la madre luna, las estrellas, cuando son pequeñas juegan en el jardín oscuro de la parte escondida de la luna. Allí están protegidas y viven felices hasta que son lo suficientemente mayores para ir a su lugar reservado donde viven felices iluminando el universo. Pero siempre hay algunas juguetonas, que se escapan del jardín y caen al abismo, donde las recoge el mar y viven en forma de estrellas de mar, castigadas, hasta que un día son depositadas en la playa donde deben esperar un beso humano para liberarse del castigo y poder viajar de nuevo junto a su madre.   Ayer paseando por la playa de Ondarreta, me encontré una estrella de mar. La recogí en mis manos y con cariño deposité un beso en ella con la intención de liberarla del castigo y que pudiera viajar hacia su madre. No pasó nada y un  poco decepcionado decidí llevarla a casa para enseñársela al día siguiente a mis amigos ya que no se encuentra todos los días una estrella de mar en la playa.   Haci

Carta abierta a mi amiga Marlene

Intentando   conocer opiniones sobre el libro “ Demasiada Felicidad” que narra tus hazañas, querida Marlene, he leído este comentario: Fascinante, te acerca desde la inocencia a la maldad, permitiéndote salir ilesa del viaje, reforzándote la creencia en el ser humano a pesar de todos los pesares. Me parece que la mujer que comentaba esto, o no se ha enterado de nada o yo he leído otro libro. ¿No te parece vieja amiga?. Ayer estuve viendo la foto de tu autora, Alice. No digo su apellido por no me parece poético que una mujer utilice el de su ex marido. Bastante tenemos, creo yo, con el que nos imponen al nacer sin preguntarnos si nos gusta y que además solo utilizamos para sentirnos integrados en un obligado, triste y aburrido esquema familiar-socialista. Bueno el que quiera sentirse. Todavía se le ve joven a pesar de los 82. No tanto como para soñar con compartir   con ella un revolcón, pero se le ve   poseedora de una sonrisa que ya la quisiera mas de algún sesentón amarga

El juramento del campeador. (Agustín Mañero)

  La mirada firme, muy altanera, ofrece a las gentes, el Campeador; va a tomar juramento al rey, su señor, en la iglesuela de Santa Gadea. Se agolpan expectantes a su vera todos los vecindarios de alrededor; quieren ver al esforzado valedor humillar a su rey de esta manera. Alfonso VI el Bravo jura que no, que no fue él quien mató a su hermano Sancho, que no estaba presente cuando murió. Que él no participó del zafarrancho que en Zamora, Bellido Dolfos armó; eso juró… y se quedó tan pancho.

La invasión de Igeldo de 1926

  Recuerdo una vieja leyenda urbana que circulaba por San Sebastián, en aquellos años en   los que la jubilación   para nosotros era una historia de viejos   y   que decía más o menos así: Una persona digamos que mayor, de esas que pasean por La Concha todas las mañanas sin saber cómo pasar el   tiempo,   quería antes de morirse, legar a la humanidad alguna obra de arte con la que   ser reconocida.   Algo que identificara su nombre con un mensaje poético que hiciera perdurar su memoria en todo el universo   por toda la eternidad. Como sus recursos artísticos eran mínimos, no sabía cantar, ni dibujar, ni pintar, ni mucho menos esculpir, intentó escribir una obra literaria maravillosa   ya que tenía claro que escribir, sabía. Como enseguida se dio cuenta de que él solo, nunca lo lograría, empezó a pedir ayuda a todo el mundo que le rodeaba.   Cansado de recibir negativas, pidió ayuda a Dios pero este tampoco le hacía caso. Intento buscar otras formas de ayuda, misas negras, magias

La mujer del banco.

La nostalgia que impregnaba aquel jardín, impedía apreciar en él ningún halo de belleza. Destacaba la ausencia de flores, quizás por que la tristeza que emitía ahogaba su existencia. Unos bancos destartalados junto a una fuente y un estanque que reflejaba la tenue luz de la luna, a la que la unas negras nubes impedían asomarse  con plenitud, contribuían a la imagen , no se si melancólica o triste del conjunto. Sentada en el centro de uno de los bancos, completamente sola, mirando sin ver el agua que emanaba la fuente, una mujer extremadamente delgada intentaba encontrar en su interior alguna razón para seguir su incierto camino. Se sentía engañada, habían violado su idea de amor con una traición que nunca podía haber imaginado. No quería saber nada de este mundo. Se había construido en el mundo que soñaba, un bonito castillo de cristal en el cual solo cabían conceptos como amistad, cariño, confianza y felicidad.  Viviendo en él se sentía feliz pero unas malditas pastillas que