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Mostrando entradas de mayo, 2013

MENAGE A TROIS . (Bello relato de Agustin Mañero)

Carlos deposita su cuerpo y sus preocupaciones sobre el banco. Son las doce y media y hasta la una no vendrá Jaime. Su rostro denota impaciencia y, en ese momento, para Carlos no existe nada más importante que intercambiar algunos apuntes con su amigo. Mañana tiene un examen parcial decisorio. Está tan absorto, pensando en la cuestión, que apenas se fija en la mujer que se acerca. Pasa junto a él, le deja su perfume y se lleva consigo la mirada valorativa del muchacho. Durante el breve espacio que recorre la mujer hasta el asiento de enfrente, Carlos la contempla sin pestañear y para cuando ella se sienta, el joven ya se ha olvidado de sus apuntes. La encuentra vistosa, aunque casi todas se lo parecen. Puede que la vea “un poco mayor” y puede que pase de los cuarenta, aunque esta circunstancia constituye un acicate que estimula al observador; podría ser su madre pero..., qué más da; a él le gustan así; quizá de niño tuvo algún ramalazo edípico. El femenino cuerpo que se le a

En la vereda (Agustin Mañero)

  Juan Bautista Bermejo arrea su burra. Hoy ha salido con retraso de su casa y quiere ganar el tiempo perdido apresurando la marcha. Todavía, hasta el poblado, le quedan un par de kilómetros, más o menos la misma distancia que ha recorrido desde su choza, en donde ha dejado descansando a Martina, su mujer. Pobrecilla, se lo merece. Además de realizar las labores caseras le ayuda en el cuidado de la huerta  si huerta se puede llamar a ese pequeño trozo de tierra que es toda su hacienda y de donde tratan de obtener los pocos dineros que les permiten sobrevivir  . “ Cordobesa” tardea remolona. Hoy se muestra especialmente remisa en el andar aunque no le agobia la carga y no le acucia el hambre o la sed. Juan Bautista supone que se debe a su estado de celo. Esta vez, Martina y él han decidido no aparearla. Quizá en la próxima calentura. “También ha de descansar de los partos la pobre bestia”, piensa el hombre mientras, con atención, vigila su paso para eludir los barrizales q

Los poetas tambien lloran (2) AllÍ

Segunda parte del homenaje a LOLA  del poeta donostiarra Agustín Mañero.   ALLÍ   Entre lágrimas cavé su tumba, entre lágrimas llevé su cuerpo y entre limpias telas deposité los restos.   La blanca mortaja recosté en el hueco y en el fondo del hoyo, a falta de féretro, puse con mimo su inanimado cuerpo.           Lo tapé con cuidado, lo tapé con esmero, lo cubrí con mi pena, con mi dolor maltrecho. Allí lo dejé sólo, allí se quedó, yerto, y entre conocidas yerbas, enterré un cariño cierto. De la iglesia sonó una campana que, con tañido grave y lento, propagó su triste toque, el fúnebre toque de muertos.             Y allí he dejado a Lola, junto a mi pequeño huerto. Allí se ha quedado sola, reposando en frío suelo. Agustín Mañero 10/10/2000

Los poetas también lloran ( I) La marcha

"La dársena del desguace" viste sus mejores galas  para recibir la obra del gran poeta donostiarra  Agustín Mañero. Gracias Amigo por compartir tu poesía. Este escrito es la expresión de dolor que afectó a una familia.   Puede que para alguien sea difícil comprender una reacción como la mostrada en esta página; puede que a otras personas les resulte un sentimiento natural. LA MARCHA Se me ha muerto Lola. Se ha muerto la alegría con pelo rubio. Se ha ido mi compañera inseparable, la que mirándome a los ojos conocía mi estado de ánimo, la que, guiándose por misteriosos métodos, me esperaba junto a la silla que iba a ocupar para leer el periódico, o bien, se agitaba nerviosa ante la inminencia de la salida, según la hora y el programa que adivinaba a cada instante. La que gozaba tumbada sobre mis piernas con suaves gruñidos de satisfacción, la receptora de mis caricias en momentos de pesadumbre -  circunstancia que parecía comprender - , caric