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Mostrando entradas de 2013

EL CARAMELO MORADO. AGUSTIN MAÑERO

  Con vacilante paso, avanza el niño por el solitario asfalto. Él no lo hubiese querido, pero su madre, aquella madre que tanto le cuida y protege, y en la que confía ciegamente, le ha dicho: “Anda hijo, ve al otro lado. Allí te espera tu padre”. Él no conoce a su padre; debe ser algo bueno tener padre cuando la gente habla a la vez del padre y de la madre. Ella sí que es buena. Le quiere. Y ¿su padre? Por fuerza ha de ser bueno, también. Se lo ha dicho su mamá y si se lo ha dicho ella, así será. Lleva más de dos años sin ver a su papá ¾ la mitad de su vida ¾ y no puede recordarle. En su casa ha oído hablar de él, a sus tías y abuelos, aunque la memoria del niño es corta. “Ve al otro lado, hijo; te espera tu padre”. Y venciendo su inseguridad, su temor a la solitaria andadura, sus temblorosas piernas le van llevando al encuentro que le han anunciado como dichoso. Confía en que lo va a ser; se lo ha oído a quien más quiere en el mundo..., pero la novedad del trance le atemoriza

28 de Diciembre de 2013

  Desde hace años en los días de Navidad, coloco en el salón de mi casa un pequeño árbol que siempre es de plástico y que está de acuerdo con las normas ecologistas de los setenta que siempre intento acatar. Adornando al árbol pongo unas luces de colores junto con unos ángeles y unas imágenes navideñas que dando cobijo al niño Jesús en su pesebre, confieren una bonita estampa de Navidad.       Esta mañana, 28 de diciembre de 2013, me he encontrado al niño de mi Belén acomodado en un cojín del sofá y arropado con una manta sosteniendo en su mano un pequeño papel que decía:   He decidido declararme en huelga por estos motivos: -En tu casa a la noche hace frio y yo ya estoy harto de dormir sin pijama ni manta. -Quiero una cama de matrimonio en vez del puto pesebre y que le llames a la Magdalena para que venga de una vez ya que me voy haciendo mayor y ya sabes lo que pasa. -Quita esa puñetera luz intermitente de colores chillones o por lo menos cómprame unas gaf

Un sucedido. Agustín Mañero

Corto de talla; achaparrado, más bien. Jarrete que copia la esteva. Rostro precolombino, atezado y encarrujado, que pliega, aún más, la sonrisa. Ala de cuervo en el pelaje y ojos de apagado tizón. Así luce Argimiro Gaudencio Dagoberto Rodrigues.          Rigoberta Odilia Cortés impresiona parecido, aunque, comparando, su talla mengua y sus caderas crecen, al igual que las domeñadas greñas que cuelgan   en trenzas. De remate, dos breves lazos multicolores.          Voces en la sala. Algunas, elevadas de tono. Otras, de elevadas, han perdido el tono. Los ojos destellan lo que no dicen las lenguas y la corta vajilla de la vivienda, viaja, aérea, de un lado a otro. El portazo, a la salida, transmite la ira que aumenta y el eco de la madera tarda un tiempo en dormir.          Argimiro moja su cabello en lluvia. Ésta no es capaz de apagar la brasa del mirar; del mirar sañudo que le conmueve y que no le deja ver el escalón del local. El tropiezo le enrabieta y, en ayunas, el vino

LA ESPAÑOLA CUANDO BESA....Agustín Mañero

Durante una reunión en el Taller de Creación Literaria, se propuso que cada asistente narrase su primer beso. Además, había otro montón de condicionantes como incluir en el relato un pueblo, una calle, un río, una fruta, un color y ¡qué sé yo cuántas cosas más! Como era de esperar, de los veinte asistentes, diecinueve se inclinaron por el terreno romántico y cursilón. Solo uno...                                              LA ESPAÑOLA, CUANDO BESA...   ¡Qué lejos queda aquel hecho en el recuerdo! A menudo, añoro pasadas experiencias, magnifico aconteceres pretéritos y relego al olvido fracasos sonados y ridículos sonrojantes, pero en este caso... “Y yo me la llevé al río, creyendo que era mozuela, pero...”   ¡No, no tenía marido, aunque experiencia...! Veréis: En agosto de aquel verano que vino poco antes del medio siglo, como en otras ocasiones, me fui a veranear a Quintanilla del Páramo acompañado de mi primera maquinilla de afeitar. Durante el curso, había trab

Comentario sobre “LA ESPAÑOLA CUANDO...” Agustin Mañero

    Me ha llamado la atención los excelsos, opulentos y generosos adjetivos o giros perifrásticos que la mayoría de los cuentos presentados han dedicado al primer beso. “Sensación indescriptible (se supone que favorable)” “Ardiente y apasionado” “Tórrido y eterno” “Fusión de apasionadas bocas” “Pasión desconocida” “Tierno y apasionado” “Pasión e inocencia de corazón” “Beso intenso, apasionado, sublime” “Ardor de labios” y muchos otros piropos de parecida índole, son los que pueden leerse en la mayoría de los escritos.          Yo creo que, en general, somos un poco fantasmas. ¡Vamos! ¡Como si fuésemos bilbaínos o por lo menos, de cercanías! Me explico: Cuando el ser humano realiza un acto por primera vez, si no obtiene un fracaso está muy cerca de lograrlo. Quien coge una raqueta sin haberlo hecho nunca, es muy probable que no le pegue a la pelota. El que pretende aprender a nadar, al principio, ha de cuidarse de tener a mano un salvavidas si no quiere perder la suya. Y ¿qué

Percance. Agustin Mañero.

     Me habían encomendado hacer un reportaje sobre los cocodrilos del Nilo y uno, que es consecuente, viajó al corazón de Egipto.   Para animarme, me dijeron que no me asustase cuando tuviese alguno delante; que mucho llorar, que mucha lágrima y mucho abrir la boca, pero luego, “na de na”.   Lo cierto es que a mí el asunto ése del cocodrilo me “la traía al fresco”.   ¡Anda que no me habré acostado veces con cocodrilos, con peludas arañas, con amenazadores vampiros “colmillosos” y peludos y con toda clase de bichos asquerosos y deformes!   De todo ello, lo que más me fastidiaba era la ocena de los saurios.   ¡Vamos, que les “cantaba” el paladar “cosa fina”.   Por lo demás, éramos casi amigos; siempre me dejaban el centro de la cama.          —Delirium tremens —dijo el galeno.          Y ¿por qué no tremendo delirio?   Cuidado que son pedantes algunos médicos.   Como decía mi abuela: “Mundus stultorum infinitus est”.          Bueno, con este apresuramiento por señalar la en

La Pavana de Ravel. Leyenda del Balneario de Panticosa.

Esta historia, quizás una de las más bonitas del Pirineo, la escuchamos   hace ya unos años, una noche de   invierno, cuando el helado   lago del Balneario de Panticosa confiere una belleza especial al entorno habitualmente nevado en estas fechas, que convierte al circo de Panticosa   en uno de los parajes más bonitos del mundo.                                                                                            Casa de piedra Aquella noche estábamos cenábamos junto al fuego   en la llamada “casa de piedra”, un viejo y destartalado refugio de montaña situado en el balneario junto al lago, cuando   una joven montañera francesa, casi una niña, mientras miraba distraída por la ventana como caía la nieve, nos contó esta bonita leyenda:     Balneario de Panticosa    Ocurrió en Enero de 1.899. En aquellas fechas potenciado por el rey español Fernando VII, el Balneario de Panticosa era por antonomasia el lugar de vacaciones de la nobleza europea. Principes de Poli

Izarti taldea (Carta abierta a mi amigo Javier)

Hola viejo amigo, como sabes, últimamente me he aficionado a la literatura y suelo frecuentar el mundo poético de los blogs, no sé si para mendigar sabiduría o para buscar textos   de algún marginado poeta desconocido, plagiarlos y así aumentar mi autoestima de  autor ignorado por  la poesía.                                                                   Jugueteando entre blogs me he encontrado con uno, de firma anónima, que seguramente te traerá agradables recuerdos:    “IZARTITALDEA.BLOGSPOT.COM.ES.” En el fondo se trata de una serie de fotos de aquel, tu querido grupo de danzas llamado Izarti, la mayoría de ellas de aquellos momentos, de gloria algunos y algo más complicados otros, que viviste en aquella bonita historia del festival de Llangollen, creo que de 1.970.   En la primera foto apareces tú, bailando de capitán la “Espatadantza de Zumárraga” el día del concurso. No sé si te pusieron allí porque eras el más guapo, porque lo hacías bien, o simplemente p

Hasta luego cocodrilo

  Cuando llegó a casa y leyó el prospecto, J. J. supo lo que tenía  hacer. Escondidas en las zapatillas   compradas en el mercadillo de los miércoles, que cada semana le exigía como comida, regaló a su cocodrilo las pastillas que aquel cocinero disfrazado de doctor le había recetado.   -¿Sabes una cosa J.J.?  Preguntó el cocodrilo con su autoestima elevada por la medicación ingerida. -Tienes un cocodrilo debajo de la cama por que tienes cama, no te olvides, continuó el saurio risueño  abandonando su escondite y tumbándose en la cama de forma displicente. - No te fíes mucho de médicos charlatanes revestidos de blancas batas,  siguió en su monólogo divertido el animal. -El tuyo, debería haberte dicho  que todos los humanos tenéis un cocodrilo debajo de la cama, aunque algunos, él incluido,  no lo quieran reconocer. Solamente toman  pastillas  para intentar no mirar debajo de su lecho.        ¿Por qué no vas a casa de tu amiga Elena y miras debajo de s