Me disgusta venir a verte maldito espejo, porque
siento que mi tiempo transcurre sin vida. Porque me haces ser consciente de
que mis temores y mis miedos vencen a mis sueños y me impiden vivir.
Cuando te miro, maldito espejo, siento la lluvia caer
sobre mi cuerpo y a las gotas que pasean por mi cara intentar apagar ese
maldito ruido interior que me impide conciliar el sueño.
Tengo la triste constancia, cada vez que te miro
maldito espejo, de no haber hecho lo suficiente, de no haber dado lo necesario,
de simplemente quedarme aquí a tu lado, mirando tristemente como todo
transcurre lentamente, sin ser capaz de hacer nada para vivir mis sueños.

No comprendo, maldito espejo, como no puedo perder
tiempo en pedir explicaciones al tiempo que existe por existir, ni
a la gente que vive sin juzgar que existe, sin infundir ni miedo, ni
temor, ni mucho menos amor.
No me sirve ni la calma. La calma, la tormentosa
calma… es agobiante porque
en ella te encuentras con una parte que sólo es tuya y la consideras hermosa
hasta que tú, maldito espejo, la reflejas con tu cruel realidad.
Comentarios
Publicar un comentario