Ir al contenido principal

La ermita de San Benito de Orante



A poca distancia de Jaca, en la vertiente oriental de una meseta conocida como El Cerristón, entre los campos de cereal de la Val Ancha y con los Capitiellos al sur, se encuentra el viejo caserío de Orante.

Orante

A la entrada  de este medieval pueblo, se alza la parroquial dedicada a Santiago Apóstol, en principio románica  pero  modificada en el siglo XVI, con la incorporación de la torre y la cabecera recta.


Parroquial de Orante


De la primitiva arquitectura románica, en la actualidad no guarda más que  el tímpano con su crismón "perfilado" en su borde inferior dándole perfil conopial gótico en la reforma del siglo XVI.


 Sobre él, atestiguando su dependencia de San Juan de la Peña, el escudo del “Agnus Dei” pinatense.


 
Crismón y escudo pinatense



 Aunque la existencia está atestiguada documentalmente desde el siglo XI, son escasos los datos que se conocen de Orante. Propiedad del rey de Aragón, al testar Sancho Ramírez dona el pueblo y la iglesia al cenobio pinatense de San Juan de la Peña en 1080:



“in Orante ecclesiam Sancti Jacobi cum domibus et cum omni suo termin; et in graçanopili, casas cum terris et vineis; et in Borres et in Larres, terras et vineis; …et illo malquelo de Nanauasse, et illas casas  de Orante.



Escudo San Juan de la Peña


La pertenecía de la iglesia al abadiado de San Juan de la Peña, queda confirmada en 1179 por el papa Alejandro III. El rey Martín I incorpora en 1397 la población al concejo de Jaca, que era ciudad realenga, para costear la reparación de sus muros y puertas. Su pertenencia a la Corona fue confirmada por los reyes en 1466 y 1533. En 1778 continuaba siendo de realengo.







En 1495 el fogaje mandado realizar por Fernando el Católico en todo el Reino de Aragón le otorgaba un fuego. En 1900 tenía 31 habitantes, los mismos que tenía en 1857. En el siglo XX su población fue decreciendo. En 2003 contaba con 6 vecinos.







Posee un reducido núcleo urbano en torno a una calle principal que conduce a la iglesia. De ella parten otras dos hacia el sur, en pendiente, donde se ubican las dos casas habitadas permanentemente. Son Casa Simón, de bello patio empedrado con guijarros, y Casa Tejedor, con balcones en el piso principal y conocida por los dos relojes que menciona una copla popular.

“Cuatro casas tiene Orante, y cinco con la Abadía,
en todas tienen reloj para tocar a mediodía
y en casa Teixidor dos para mayor fantasía”


Otras casas de interés son la de Juan de Orós, ahora almacén, y un notable edificio fechado en 1719. Quedan también bordas y pajares, algunos ya hundidos.



A unos 500 metros al W de Orante, sobre la punta del Cerristón, a 967 metros de altura, se levanta la ermita de San Benito.



Ermita de San Benito


Orante (topónimo indoeuropeo, de "oros"= montaña) fue un observatorio astronómico-solar desde tiempos remotos, cuando menos desde los celtas. Restos arqueológicos del bronce atestiguan la presencia humana en el lugar, por lo menos a principios del I Milenio A.C. En el siglo XI, los benedictinos, por encargo de la monarquía, fueron quienes "de facto" evangelizaron estas montañas y vertebraron muchos sistemas territoriales y sociales que aún hoy pueden verse.

Ermita San Benito


El ejemplo de San Benito de Orante es uno de los más claros de cristianización de viejos cultos solares. Sabido es que, la iglesia se implantó en estas tierras asimilando los cultos que en ellas imperaban y aprovechando el amplio mundo cultural y simbólico de los indígenas pirenaicos.


Situada la ermita  en la divisoria de aguas entre el Aragón y el Gállego, media iglesia vierte hacia un río y la otra media hacia el otro, siendo la  misma ermita  "muga" de tres términos: Orante, Navasa y Bescansa.


Fachada oeste de la ermita

 


La ermita, remozada y consagrada en 1774, guarda en relación al sol, uno de sus grandes secretos.

 Sólo hay cinco santuarios benedictinos en esta Montaña. Estos, puestos en un mapa y unidos con un par de líneas, forman una equis.
* San Benito de Orante, que está en el centro de la equis, en la intersección de las dos líneas.
* San Salvador de Leyre, monasterio benedictino, localizado al NW, en el vértice superior izquierdo de la equis.
* San Benito de Erata, ermita levantada a 2005 metros de altitud, localizada al NE, en el vértice superior derecho de la equis.
* San Juan de la Peña-Santa Cruz de la Serós, monasterios situados al SW, en el vértice inferior izquierdo de la equis.
* Santa María de Ballarán, encomienda benedictina, hoy una arruinada ermita perteneciente a San Julián de Basa, situada al SE, en el vértice inferior derecho de la equis.



Pues bien, si nos situamos en la ermita de San Benito de Orante, el día del solsticio de verano observamos que el Sol sale por San Benito de Erata y se pone por San Salvador de Leyre. Si lo hacemos el día del solsticio de invierno, observamos que el sol sale por Santa María de Bailarán y se pone por San Juan de la Peña.



De todas ellas, la única ermita que no cumple la norma de orientar el altar al este es la de Orante, la imagen de San Benito que preside la ermita está orientada al oeste. 


Retablo de San Benito


Quizás influenciada por las grandes fuerzas telúricas  que se perciben en la ermita, quizás por el magnetismo existente en el lugar, ya captado por las culturas ancestrales de los celtas y antiguos moradores del lugar, lo cierto es que la energía positiva del cerro, llena el lugar de paz.

San Benito de Orante es uno  de esos lugares antiquísimos de culto mágico pagano que una vez cristianizados mantienen  vivos, en este siglo XXI, los  mismos misterios, anhelos y sueños mágicos de los antiguos moradores de las viejas montañas de Orante y de la Jacetania.



Formando parte  de la magia del lugar, la figura de Antonio Javierre, quién sabe si la reencarnación actual de San Benito o de algún eremita del cenobio pinatense, emerge en el bello entorno de Orante. 



Antonio Javierre en la entrada de "su ermita"



Cuidador, guía y amante del lugar, siempre le encontrareis  con una sonrisa en los labios, dispuesto a enseñaros el lugar y explicaros la magia, el magnetismo o la energía no se si divina o telúrica, que se manifiestan el este lugar tan especial.


Retablo de San Benito

Gracias al impagable trabajo y dedicación  de esa gran persona llamada Antonio, todavía podemos disfrutar de la magia de un lugar tan bonito e interesante como Orante, sin duda uno de los imprescindibles si se desea conocer la belleza de la leyenda esotérica del medievo jacetano.
 






Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La leyenda del Conde Aznar. Primer viernes de Mayo en Jaca (1)

Corría el año 756 de la era cristiana, cuando las hordas agarenas, que tan fácil habían conquistado el suelo hispano años antes, veían como algunos puñados de valientes ibéricos   mermaban sus posiciones tanto por Asturias, agrupados en torno a Covadonga, como por Aragón, agrupados en torno a San Juan de la Peña y a San Pedro de Siresa. Según la tradición oral, reinaba por esas fechas en Aragón Garci Jiménez y al frente de las huestes de Jaca   se hallaba Aznar Galíndez un noble que gobernaba los valles de Echo y Canfranc con el reconocimiento de Carlomagno.   En el año 760 Aznar Galíndez es recompensado con el título de conde por lograr la gesta de   expulsar a los moros de la población de Jaca.  E l primer viernes de Mayo del año 761, según cuenta “la historia”, ocurrió la mítica “Batalla de los Llanos de la Victoria ” que terminó con la victoria de las tropas cristianas de Jaca, la huida de las tropas moras y el nacimiento de la leyenda del Conde Aznar. Hablam

La Pavana de Ravel. Leyenda del Balneario de Panticosa.

Esta historia, quizás una de las más bonitas del Pirineo, la escuchamos   hace ya unos años, una noche de   invierno, cuando el helado   lago del Balneario de Panticosa confiere una belleza especial al entorno habitualmente nevado en estas fechas, que convierte al circo de Panticosa   en uno de los parajes más bonitos del mundo.                                                                                            Casa de piedra Aquella noche estábamos cenábamos junto al fuego   en la llamada “casa de piedra”, un viejo y destartalado refugio de montaña situado en el balneario junto al lago, cuando   una joven montañera francesa, casi una niña, mientras miraba distraída por la ventana como caía la nieve, nos contó esta bonita leyenda:     Balneario de Panticosa    Ocurrió en Enero de 1.899. En aquellas fechas potenciado por el rey español Fernando VII, el Balneario de Panticosa era por antonomasia el lugar de vacaciones de la nobleza europea. Principes de Poli