Bearne (Béarn en francés) o (Beam en occitano) y
(Bearno en euskera) es el nombre de un antiguo vizcondado situado al pie de los
Pirineos franceses y actualmente perteneciente al departamento de Pirineos
Atlánticos.
El origen del Vizcondado de Bearne se pierde en la
bruma de la edad media. Si bien este territorio quedó dentro de las fronteras
del reino de Francia en el tratado de Verdún de 843, durante muchos siglos
Bearne osciló entre la independencia y la sumisión no sólo a Francia, sino a
otros poderosos vecinos como Aragón, Navarra o Inglaterra,
Escondida en
este territorio, perdida entre grandes montañas pirenaicas y cerca del Pico de
Midi de Ossau, se encuentra Goust , pequeña población de apenas 12 familias que
goza del privilegio de ser la república independiente mas pequeña del mundo.
Tras cinco
kilómetros de pista de montaña y una vez atravesado el Pont d´Enfer, aparecerá
ante vuestros ojos, situada a 995 metros de altitud y ocupando unos 2,5 Km
cuadrados de una planicie del valle del Gave d´Ossau, la pequeña y misteriosa
localidad de Goust.
El idioma de
esta república es el Bearmés, un dialecto del gascón, influenciado por el
vecino aragonés y con algunos matices del vascuence.
La comunidad
está formada por unas 12 familias, con una población fluctuante entre 50 y 150
habitantes cuya economía tradicional está basada en el pastoreo y la producción
de lana y seda, que han aumentado recientemente por el turismo. Todos los
bautizos, bodas y funerales se llevan a cabo en la iglesia católica de Laruns.
Debido a su
aislada situación, los residentes de Goust han desarrollado una curiosa
costumbre funeraria.
El fallecido
es introducido en un ataúd y enviado ladera abajo a través de un trampolín
expresamente construido a tal fin, para ser recogido en Laruns y enterrado en su cementerio.
Iglesia de Laruns.
Aunque Goust
se ha auto-gobernado durante siglos, no existe sobre su independencia ningún documento escrito. La tradición oral
cuenta que en el siglo XIV llegó a contar con el reconocimiento de España y
Francia como estado independiente pero no hay constancia escrita de este hecho.
El gobierno consiste en un consejo de ancianos compuesto por entre 3 y 12
ciudadanos, que eligen a un presidente para un periodo de 5 años.
La leyenda,
de que la independencia de Goust fue confirmada en 1.648 en el “Tratado de paz
de los Pirineos” es solamente eso, una leyenda. El tratado de los Pirineos se firmó
en 1659 en “La Isla de los Faisanes” y en él, no se menciona a Goust.
Lo que si
cuentan las crónicas de la localidad, es que el rey Enrique IV concedió una
pensión vitalicia a un ciudadano de la república que había nacido en 1442.
Teniendo en cuenta que Enrique IV (que había nacido en 1554) reinó entre 1589 y
1610 resulta poco sorprendente la fama de longevidad que poseen los lugareños.
La pensión se extinguió cuando presuntamente murió su beneficiario, en 1605, a
la tierna edad de 163 años. Uno, que es malpensado, opina que algo de trampa
debieron hacer los habitantes de Goust para seguir cobrando la pensión. Y es
que todo está inventado desde hace ya tiempo.
La especial
historia de Goust fue dada a conocer por un tal Edwing Asa Dix en su
libro titulado “Viaje veraniego por los Pirineos”, y publicada en 1890.
Según cuenta
Edwihg, al llegar a Goust se presentó como una especie de embajador americano y
anunció que cualquier cortesía que tuvieran con el sería considerada de manera
oficial por su país. Sólo encontró mujeres trabajando seda para venderla en el
resto de pueblos del valle. Ante sus preguntas sobre la soledad y el
aislamiento del pueblo aquellas mujeres respondieron que realmente no se
sentían ni solas ni aisladas. Le contaron cosas sobre su peculiar forma de
gobierno y sobre su pequeña historia local y a cambio, el viajero fue inquirido
sobre su viaje por los Pirineos. Las lugareñas no entendían la necesidad de
viajar desde Estados Unidos hasta tan lejos simplemente para dar un paseo. La
fotografía adjunta es el testimonio del viaje.
Ancianas en la puerta de una casa de Goust, 1890.
Otras
publicaciones también mencionan Goust como una curiosidad geográfica.
En el
Frankfurt Times de 1888 apareció una referencia a esta micro-nación:
Entre los pacíficos residentes de
esta microscópica república hay varios centenarios. Nadie es realmente pobre,
ni tampoco rico. La lengua que hablan es una mezcla de francés y español, y sus
costumbres [...] han permanecido invariables durante siglos.
El Libro de
la información Curiosa, escrito por un tal Williams S. Walsh, y aparecido en
1913, comentaba por encima las costumbres funerarias de los habitantes del
país, su auto-gobierno mediante el consejo de ancianos y la dedicación a la
lana y la seda de la población local, compuesta, en 1910, por un centenar y
medio de personas.
Mito,
leyenda o realidad creo que la belleza del lugar bien merece un paseo por sus
montes y conocer parte de los lugares donde el último oso pardo autóctono del
pirineo, Camille, inició su leyenda.
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