Mira esa niña, bueno no
sé si llamarla niña o adolescente adornada con el ropaje con el que la leyenda
viste a sus mitos, camina por el sendero en el que el manto amarillo con el que el otoño adorna la belleza del bosque, marca su destino, no
tiene miedo a los peligros que le acechan y tatareando una triste melodía
recoge flores que guarda en su viejo cesto de mimbre, no es alta, de lejos
parece bonita, lo que no me gusta de ella esa
vieja capa de un color tan hortera como chillón, ¿no ves que está
triste?, no se le ve llorar pero camina como perdida, sin rumbo, siente que
alguien la ha enviado fuera de su hábitat, está pensando qué hacer, tendrá que
apuntarse al paro ya que últimamente el mito de personajes que buscan principitos
besucones está en decadencia, además a ella no le gusta la
idea de convertirse en una cenicienta que espera la llegada de algún monarca obsoleto
y oxidado, parece que alguien la ha sacado de un cuento de hadas y la ha dejado
en la indigencia en un mundo que no conoce y al que odia, Agustín amigo
contéstame, ¿no ves que estoy sufriendo?, yo soy caperucita roja y al matar al lobo en tu versión moderna
de mi cuento me has dejado sin trabajo ni futuro en un mundo que no entiende de
experiencias sutiles, por favor Agustín, ya que me has sacado de mi mundo
escribe, sin metáforas grandilocuentes ni mensajes subliminales, otro cuento en
el que pueda vivir feliz, a ser posible sin príncipes besucones ni abuelitas
devoradoras de lobos y si es factible con final de cuento de hadas.
Corría el año 756 de la era cristiana, cuando las hordas agarenas, que tan fácil habían conquistado el suelo hispano años antes, veían como algunos puñados de valientes ibéricos mermaban sus posiciones tanto por Asturias, agrupados en torno a Covadonga, como por Aragón, agrupados en torno a San Juan de la Peña y a San Pedro de Siresa. Según la tradición oral, reinaba por esas fechas en Aragón Garci Jiménez y al frente de las huestes de Jaca se hallaba Aznar Galíndez un noble que gobernaba los valles de Echo y Canfranc con el reconocimiento de Carlomagno. En el año 760 Aznar Galíndez es recompensado con el título de conde por lograr la gesta de expulsar a los moros de la población de Jaca. E l primer viernes de Mayo del año 761, según cuenta “la historia”, ocurrió la mítica “Batalla de los Llanos de la Victoria ” que terminó con la victoria de las tropas cristianas de Jaca, la huida de las tropas moras y el nacimiento de la leyen...
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