4.- El Abad Banzo
El
Abad Banzo fue uno de los clérigos más ilustres de la comarca Serrablesa que
ocupó la silla abacial del monasterio de Santa Eulalia de la Pesquera y que años después, entre el 1.035 y 1.070,
ocupó con gran acierto el abadiazgo del monasterio de San Andrés de Fanlo
situado en las cercanías de la aldea de Ipiés. Las dos abadías
dependían del monasterio cisterciense de más entidad del reino de Aragón
el de San Juan de La Peña, a pocos kilómetros de Jaca y de la ruta jacobea
cristiana.
Se
desconoce, la fecha de nacimiento del prestigioso Banzo, pero se sabe que desde
su apartado monasterio de San Andrés de Fanlo vio nacer el reino de
Aragón, que integrado por las tierras del antiguo condado y las del Serrablo,
dejó como legado el Rey Don Sancho el Mayor a su hijo Ramiro I (1.035-1.064).
Banzo, contemporáneo de D. Ramiro se identifica con su rey, siendo su hombre de
confianza en el largo periodo que este
reina, el monasterio de San Andrés de Fanlo se ve engrandecido con bienes y
propiedades en diversas aldeas de la comarca como Ipiés, Lanave, Buesa, Ordovés
y Abenilla.
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Ramiro I |
El
rey D. Ramiro, en agradecimiento a su labor y buen hacer,
compensaría a su amigo Banzo regalándole, lo que tantas veces le había
rogado, un hermoso “beato” elaborado en el monasterio de San Millán
de la Cogolla que haría las delicias del abad y de los clérigos del monasterio,
sirviéndoles de inspiración para enriquecer con singulares ornamentos y
detalles arquitectónicos gran parte de las iglesias del circulo “larredense”,
construidas bajo el abadiazgo de Banzo desde el monasterio de San Andrés de
Fanlo. Por aquella época el más importante del valle del río Gállego.
El
monasterio, bajo la dirección del abad Banzo, sería el organismo promotor
de las encantadoras Iglesias del Serrablo, situadas en una zona del
valle del Gállego hasta aquellas fechas sin evangelizar. Se construirían a
partir de un modelo único intercalando diversas fuentes de inspiración como la
interacción entre un estilo artístico extranjero, la tradición local y la más
influyente de todas ellas, la contemplación de las llamativas miniaturas
ilustrativas que aparecían en el beato que el rey D. Ramiro regalaría a
Banzo, uno de los hombres de su confianza salido de una distinguida familia
aragonesa.
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Grabado del abad Banzo en la catedral de Jaca |
A la muerte de Ramiro I, el Abad, encasillado
como inmovilista por la historia, cayó en desgracia ante el nuevo rey Sancho
Ramírez y fue relevado del gobierno del monasterio de Fanlo y acogido en San
Juan de la Peña por los suyos, los benedictinos.
La caída en desgracia y el relevo del Abad de
Fanlo se produce en 1070. El abad Banzo, apegado a los modos hispano-visigodos
procedentes de Navarra, no encaja en los planes
europeístas del nuevo rey y
desaparece de la escena.
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