6.- Las iglesias larredenses
El abad Banzo (o Bantio) fue uno de los hombres de confianza del Rey Ramiro I.
Significativamente el mismo año de 1035, cuando Ramiro heredó
el reino de Aragón, Banzo, seguramente un joven monje procedente del cenobio
benedictino de Santa Eulalia de Pesquera, cerca de Bailo, fue investido abad de
San Andrés de Fanlo y pocos años después
de la muerte de Ramiro I, Banzo fue
destituido de su cargo, seguramente por oponerse a las reformas religiosas que
propugnaba el rey Sancho Ramírez (1064-1094) entre las que se había programado
la sustitución del rito hispánico por el romano.
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San Juan de Busa |
En un marco de buenas relaciones entre el rey Ramiro y el
abad Banzo, se comprende la presencia de un Beato en el monasterio de Fanlo,
cenobio que conoció sus días de máximo
esplendor bajo el abadiazgo de Banzo. Y ello porque el regalo del rey al abad era un fiel
exponente de la cultura tradicional de
la iglesia hispana, cuya crisis se precipitó con la introducción del rito romano.
Supuestamente la
postura prohispánica que mantuvo el abad Banzo ante tal cambio, propició su caída en desgracia e inició el declive de
Fanlo. Tras diversas vicisitudes el
cenobio pasó a depender del monasterio de Montearagón que fue una de las instituciones
que más se lucró con la reforma romana impuesta a la iglesia española.
El descubrimiento del Beato de Fanlo, avala la teoría de que
el prototipo de las iglesias del valle del Gállego, quizás inadecuadamente clasificadas como mozárabes, fue objeto de una influencia
artística muy importante del monasterio de Fanlo y de su Beato.
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Folio 7R del Beato de Fanlo |
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Iglesia de Lárrede. Ventana de la torre |
Es evidente la importancia concedida en el Beato a la serie
de arcos de herradura (fol.7r) o a los grandes arcos individualizados, como el
que cobija la Cruz de la Victoria (fol.10v).
Al confrontar estos arcos con los de las puertas y las
ventanas de las iglesias del Gállego, se puede imaginar cuál fue la fascinación
ejercida por la miniatura hispánica sobre los mecenas de la comarca y más
concretamente por aquel Beato recién llegado al valle. La plasmación de sus
nobles formas en la arquitectura emprendida a partir de 1050 para dotar a la
comarca de una infraestructura parroquial
es el consecuente relato de su éxito.
Fachada de San Pedro de
Lárrede
Sabemos por un inventario de Fanlo que el monasterio
disponía de todo lo necesario para producir bienes de cantería y de herrería y
conociendo el protagonismo que Banzo adquirió en la comarcas del valle del
Gállego en las décadas centrales del siglo XI es lícito concluir que la
construcción de esas iglesias fue
promovida desde el monasterio de Fanlo y por este abad. Y que la aportación de
este beato, tal vez junto con otros códices, tuvo de ser decisiva ya que tanto que el reino de Aragón, como el
resto de Hispania se hallaba a mediados del siglo XI, en un autentico impasse
entre la cultura tradicional - que parcialmente se manifestó en esas iglesias y
de forma decidida en el Beato – y la universalista plenitud del arte románico,
cuyo éxito hizo efímero el modelo de iglesia larredense que se hacía eco de las
más viejas tradiciones hispánicas y alpinas.
La relectura a la luz
del Apocalipsis de las pinturas de Santa Eulalia de Susín, cuya fábrica es
larredense, parece comprobar la dependencia de la creación artística del valle
del Gállego de mediados del siglo Xi con respecto al monasterio de Fanlo y su beato.
Santa Eulalia de Susín
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