Entre las Cendeas, valles y municipios en los que
estructura Navarra a efectos administrativos, sorprende hallar la nomenclatura
de almiradío aplicada a los pueblos de Navascués.
La denominación fue cuajando en distintas
zonas del reino de Navarra. En 1287 existían almirantias en los valles
de Salazar y Roncal. En los siglos XIV y XV gran parte de la geografía
montañosa estaba estructurada en almiradíos.
En la región nororiental están los de Roncal, Salazar, Lumbier,
Arbonies-Iso, Urraul, Val de Ayechu y
Sanguesa. Mas al poniente los de Aezcoa, Urroz y Monreal. En la zona del alto Arga los
de Eugui, Larrasoaña y
Vallaba. En Ulzama el de Lanz y en la Barranca el de Huarte Araquil. En la capital, en el siglo
XIV existían las almirantías de San
Cermín y San Nicolás.
En los escritos medievales Navascués era conocido como el almiradío
de almiradios, siendo esta peculiaridad la causa de que el titulo fuera
mantenido al extinguirse el cargo en el siglo XVIII.
Los almirantes eran funcionarios reales, esto les
diferenciaba de los alcaldes y eran nombrados por el propio rey. Podían ser nobles forasteros o vecinos de calidad pero no
tenían acceso a juntas, salvo que tuvieran la calidad de vecinos.
En el siglo XIII desempeñaban una polifacética misión
judicial, fiscalizadora, económica y militar como subdelegados de los merinos
reales.
A ellos les competería la vigilancia y conservación
de los derechos reales y el ejercicio de la justicia real en su almiarado con
la persecución y castigo de los malhechores y delincuentes. La percepción de
multas y la represión del juego, blasfemias y renegaciones eran otras de sus
obligaciones. También era su obligación percibir cada año las pechas que los
agricultores deberían abonar al rey tanto en especie como metálico.
El almirante percibía una soldata del de las rentas
del territorio que en el siglo XIV eran de 25 sueldos en el Roncal, ocho en
Lumbier y sesenta percibía el almirante de Navascués.
Antes de que Carlos III otorgara el privilegio de
nobleza a Navascués en 1417 los deberes militares del almiradío eran
competencia del almirante, incluyendo el reclutamiento de hombres armados.
El oficio era vitalicio en siglo XV. Ochoa Perez de
Esparza en 1420 sucedió a Lope Ruiz de Ochagavia como almirante perpetuo
durante 25 años de los almiradíos de Navascués, Aspurz, Ustés y Castillonuevo. El 24 de Marzo de 1446 tras
su fallecimiento, el rey don Juan
designó a su hijo Martín como su sucesor. Tras el paréntesis de la guerra
civil, en la cual el almiradío siguió la obediencia del príncipe de Viana y fue
sustituido por el capitán Pedro de Aso, volveremos a ver reaparecer a Miguel
Ochoa y sus descendientes en el Almiradío.
En el siglo XIV en Navarra el cargo de capitán va
sustituyendo o confundiéndose con el alcalde. Desde 1417 a raíz del privilegio de
Carlo III a Navascués va creciendo en la zona la figura de perpetuo de la villa
al que el rey concede el titulo de capitán. Aparece así la figura de alcalde
capitán a guerra titulo al que no hay que confundir con el de almirante.
Foz de Arbayún y rio Salazar
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