Desde hace años en los días de Navidad, coloco en el salón de mi casa un pequeño árbol que siempre es de plástico y que está de acuerdo con las normas ecologistas de los setenta que siempre intento acatar.
Adornando al árbol pongo unas luces de colores junto con unos ángeles y unas imágenes navideñas que dando cobijo al niño Jesús en su pesebre, confieren una bonita estampa de Navidad.
Esta mañana, 28 de diciembre de 2013, me he encontrado al niño de mi Belén acomodado en un cojín del sofá y arropado con una manta sosteniendo en su mano un pequeño papel que decía:
He decidido declararme en huelga por estos motivos:
-En tu casa a la noche hace frio y yo ya estoy harto de dormir sin pijama ni manta.
-Quiero una cama de matrimonio en vez del puto pesebre y que le llames a la Magdalena para que venga de una vez ya que me voy haciendo mayor y ya sabes lo que pasa.
-Quita esa puñetera luz intermitente de colores chillones o por lo menos cómprame unas gafas de sol o una máscara para poder dormir.
-Estoy harto de que el día de Reyes quites el Belén y tenga que volver a ir al paro, luego cuando me jubile perderé media pensión.
-Deja la televisión puesta cuando te vayas a dormir ya que me aburro por las noches.
-Cámbiame de peluquero ya que me apetece tener una cresta como la de Neymar y ponerme pendientes de los que llevan los pijos modernos.
Cabreado, he devuelto al niño Jesús a su pesebre con una nota que decía:
La culpa de todo la tiene tu puto papá, se empeñó en hacer el mundo en siete días y le salió de puta pena.
Podría haber tardado un poco más y haberlo hecho bien.
Podría haber tardado un poco más y haberlo hecho bien.
Como lo hizo tal mal, te manda a ti como Dios hecho hombre para solucionar el problema y como no tienes ni puta idea de cómo arreglar el entuerto, así estamos.
Si por lo menos el o tu, fuerais mujeres algo se habría solucionado pero ni en eso acertasteis.
Dile a tu papá de mi parte, como despedida, que mientras no cambie este valle de lágrimas por un paraíso tropical, tú seguirás durmiendo en el pesebre.
Creo que el niño Jesús se ha enfadado conmigo y ha dejado de hablarme una vez mas, pero esta vez no me importa nada ya que la verdad es que la puta culpa de que todo esté mal la tienen él y su papá.
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